En las últimas semanas, hemos sido testigos de la imposición sin precedentes de sanciones por parte de países de todo el mundo en respuesta al conflicto actual en Ucrania.
La estrategia es clara: cortar los suministros financieros, congelar los activos, impedir el flujo de bienes y servicios internacionales y prohibir el acceso a los mercados de capitales.
Sin embargo, lo que no está tan claro son las turbias relaciones en torno a algunas personas y entidades no sancionadas. La verificación del beneficiario final de los bancos corresponsales es la piedra angular de cualquier proceso de debida diligencia, pero ¿qué sucede con la verificación de las redes que existen alrededor de los titulares?